martes, 8 de enero de 2013

Parte 3 - Historia de los vinos de Toro

Con fecha 18-1-2013 se incluye información (BORRADOR) en los capítulos 7 y 8.

En esta parte del blog/libro se hará un recorrido desde la plantación de las primeras cepas hasta nuestros días. En los diferentes capítulos se irá recogiendo información histórica y anécdotas sobre lo que ha supuesto para Toro esta actividad.

>Los capítulos previstos inicialmente son los siguientes:




 1. Las primeras cepas
 2. Las primeras bodegas
 3. Vino de Toro, famoso desde la Edad Media
 4. Reyes, leyes y ordenanzas
 5. La literatura y las anécdotas a través de la historia
 6. La exportación en tiempos remotos


 7. La modernización de la producción en el siglo XX


Desde 1870, Toro contaba con una estación enológica propia, una de las primeras de España, que ayudó a realizar una reconversión de los viñedos, aportando a los viticultores los servicios técnicos necesarios para propiciar la mejora de sus explotaciones.


Pero fue a partir de los años treinta del siglo pasado cuando realmente se fueron produciendo los verdaderos cambios en la agricultura y poco a poco, a lo largo de los años, el sector agrícola se fue profesionalizando. En aquella época casi todas las tareas se realizaban manualmente y esto requería un gran número de diferentes especialistas alrededor del mundo del vino. Entre las profesiones relacionadas con ese mundo laboral podemos enumerar las siguientes: agricultores, jornaleros, viticultores, bodegueros, lagareros, odreros, muleros, arrieros…

Con los años parte de las tareas se fueron industrializando y parte de esas profesiones desaparecieron al ser incorporados los tractores al campo, al irse industrializando la producción en las bodegas y al aparecer los nuevos medios de transporte. Tales cambios dejaron secuelas por el camino; como siempre sucede en estos casos, a muchas personas esto les supuso un cierto trauma, pero ya se sabe que el mundo va cambiando unas veces lentamente y otras de forma rápida y traumática.

Los cambios facilitaron nuevas oportunidades y una nueva generación de bodegas fue apareciendo en la comarca de Toro, a lo que sin duda contribuyó el hecho de que en 1933 ya se le otorgó  a Toro por primera vez la Denominación de Origen, según publicación de la Gaceta de 4 de junio.

La producción fue aumentando y se fueron abriendo nuevos mercados, aunque en algunos casos el nuevo mercado consistía en la venta de uva de Toro para la elaboración en otras comarcas de vinos de óptima calidad.


 8. Viejas cepas y nuevos tiempos


A medida que se acercaba el final del siglo XX, fueron bastantes los bodegueros de la Península que pusieron sus ojos en la zona del Duero, concrétamente en Toro y su comarca, para expandir su actividad.


Las viejas cepas de la “tinta de Toro”, pasaron a ser un trofeo que muchos querían cobrarse para elaborar nuevos vinos acordes con el gusto de los tiempos. Se plantaron nuevas vides, se construyeron nuevas bodegas y se empezaron a producir unos vinos de nueva generación, tanto con la “tinta de Toro” como con las otras exquisitas uvas que producen los campos de esta “tierra del vino”, junto al río Duero.

Siempre hubo grandes bodegas, vinos de lujo y reconocimiento a los magníficos caldos que se vienen elaborando en Toro desde tiempos remotos. Sin embargo, un hecho determinante que propició el gran salto de estos vinos en el concierto nacional e internacional fue la consecución de la nueva D.O. Toro (denominación de origen), lo que ocurrió el 29 de mayo de 1987.

A partir de esa fecha, la D.O. Toro añadió un valor intangible pero real a todos los vinos que se producen en la zona vinícola de Toro y sus entornos inclui-dos en dicha D.O. Toro, una de las más extensas de España, que incluye cultivos de un buen número de pueblos de la provincia de Zamora  y tres de la provincia de Valladolid (Toro, Morales de Toro, San Miguel de la Ribera, Valdefincas, Villabuena del Puente, San Román de la Hornija, Villafranca del Duero etc.). De todos es sabido que una D.O. es un reconocimiento de “Vino de Calidad”, que se sustenta en la supervisión constante del Consejo Regulador, que no solo vela por garantizar la calidad sino también por preservar la personalidad propia que le confiere su principal materia prima: “la tinta de Toro”.

Los actuales vinos D.O. Toro son de los más reputados de España. Su sofisticada elaboración, una de las más cualificadas de la enología española, y su autenticidad, le confieren esa personalidad propia que les hace únicos para los amantes de los vinos auténticos, aquellos que proporcionan al paladar las sensaciones ancestrales y los sabores claros, sin adulterar. En su obtención se combinan la fiabilidad que otorga la tradición y el rigor en su elaboración y la utilización de los medios técnicos más avanzados.

Como saben los entendidos en vino, el producto final no es más que la consecuencia de todo un proceso que comienza por la planta y el suelo que la sustenta. Las tierras de la región son suelos pedregosos, sueltos, con un excelente drenaje, pobres en materia orgánica y de tonalidades pardas. La capacidad refractaria del terreno adelanta la maduración gracias a mayor calor que llega a la uva, produciendo vinos de gran calidad. El clima, que es otro de los factores importantes, en la zona es continental extremo, con veranos cálidos y secos e inviernos gélidos y también secos. Ambos factores, suelo y clima incluyen de forma muy positiva en el producto base para la elaboración de un buen vino: la uva de calidad.

Esa uva de calidad, en el caso de Toro puede ser de diferentes variedades:

§  Tinta de Toro. Produce vinos de elevada concentración e intensidad colorativa y de un intenso aroma. Es la uva con la que se producen la mayoría de los vinos de toresanos, entre el 80 y el 90 por ciento de los vinos elaborados con la DO Toro utilizan esta irrepetible  uva autóctona.
§  Garnacha Tinta. Produce excelentes rosados muy afrutados y vinos tintos muy aromáticos y con buena graduación.
§  Verdejo (blanca). Está considerada como una de las mejores uvas blancas de España y produce vinos muy equilibrados a nivel aromático y gustativo. Son vinos frescos y afrutados que combinan muy bien con una gran variedad de manjares.
§  Malvasía (blanca). Originaria del Asia Menor, su cultivo requiere un cuidado muy especial. Los vinos elaborados con ella son muy aromáticos y frescos.

En cuanto a los productos elaborados con tan buena materia prima, tenemos vinos blancos y rosados jóvenes y tintos de diferentes tipos:

§  Tinto joven: Un vino color guinda con olor a frutos rojos y en boca carnosidad, taninos dulces y largo recorrido.
§  Tinto roble: Color rojo bermellón con tintes violáceos, olor a frutos rojos confitadas con especias dulces y en boca densidad en la sensación con retronasal fresco y fragante.
§  Tinto crianza: El color es guinda medio brillante con ribetes granates, huele a vainillas, tostados y regaliz y en la boca esta bien estructurado y con una retronasal especiada. Estos vinos tienen un mínimo de dos años y de ese tiempo han pasado en envase de roble al menos seis meses.
§  Tinto reserva: Vino rojo rubí con olor a maderas curtidas y cortezas de cítricos secos; en la boca taninos pulidos y retronasal medicinal. En este caso el vino tiene más de tres años y al menos a pasado doce meses en roble.
§  Tinto gran reserva: Color cereza teja muy brillante, con olor a aceites balsámicos medicinales, cacao y regaliza y en boca es profundo, volumen compacto, de largo recorrido y final fragante especiado. Estos vinos tienen más de cinco años y han pasado al menos veinticuatro meses en envase de roble.

Respecto a la superficie cultivada, unas 5.900 Ha, decir que la mayor parte corresponde a pueblos de la provincia de Zamora (4.900 Ha) siendo Toro el pueblo de mayor superficie cultivada (2.400 Ha); en la provincia de Valladolid se cultivan unas 1.000 Ha. La producción de uva en las últimas cosechas ha alcanzado los veinte millones de kilogramos, siendo la “tinta de Toro” la de mayor peso ya que alcanza casi los dieciocho millones,  lo que significa la elaboración de un número equivalente en botellas de vino de 75 cl.

Otro dato estadístico reciente nos indica que desde que se constituyo el Consejo Regulador de la D.O. Toro la calificación de las cosechas siempre han sido BUENA, MUY BUENA Y EXCELENTE, siendo este el calificativo más habitual en los últimos años ya que desde 1999 a 2008 ha habido nada menos que seis cosechas EXCELENTES y el resto MUY BUENAS.

En cuanto al número de bodegas que fueron incorporándose a la D.O. Toro, cabe decir que los inicios fueron difíciles, ya que hasta el año 1.999 solamente se habían inscrito nueve bodegas. Sin embargo, a partir del comienzo del siglo XXI, el número de bodegas ha ido incrementándose año tras año y al finalizar el año 2012 formaban parte de la D.O. Toro cincuenta y dos bodegas.





 9. Grandes bodegas, vinos de lujo y reconocimientos
10. La distribución y el mercado nacional
11. El gran reto: los mercados internacionales

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