La evolución de los reinos cristianos
Corto fue el reinado del fundador de Toro, D. García, ya que falleció cuatro años después de su coronación como primer rey de León. Su hermano Ordoño II se trasladó a León donde fue aclamado rey, lo que supuso que Galicia y León compartirían a partir de ese momento el mismo monarca. Posteriormente, su hermano Fruela II, que había heredado Asturias, reconocería la primacía del reino leonés y por tanto se restableció la situación anterior a la muerte de Alfonso III, reunificando los tres reinos en uno. Resumiendo, de Alfonso III a Ordoño II no cambiaron los territorios pero sí la denominación del reino, que cambió de ser “Reino Astur-galaico” a “Reino de León”.
A Ordoño II, que murió en el 924 y está enterrado en la catedral de León, le sucedió de una forma un tanto irregular su hermano Fruela II, que murió al año siguiente. Le sustituyó su hijo Alfonso Froilaz que perdió la corona un año más tarde en un enfrentamiento con sus primos que estaban apoyados por Sancho Garcés I de Navarra.
Los legítimos sucesores de Ordoño II, sus hijos Sancho Ordoñez, Alfonso IV y Ramiro II, en el año 926, se repartieron el territorio, quedando Alfonso IV como rey de León y sus hermanos, como súbditos, gobernaron los territorios de Galicia, Sancho Ordoñez y el norte de Portugal, Ramiro. Este último volvió a reunificar todos los territorios en 931, ya que a la muerte de Sancho Ordoñez (929) se hizo cargo de Galicia y dos años más tarde, a la muerte de Alfonso IV fue nombrado rey de León sumando todos los territorios que había gobernado su padre Ordoño II.
De todo ese periodo, en cuanto a la Reconquista, cabe destacar la determinación de Ramiro II, al que los musulmanes denominaban “el Diablo” por su ferocidad y bravura, que le llevó a derrotar a Abderraman III en Simancas (939).
A Ramiro II le sucedieron sus hijos, Ordoño III (951-956) y Sancho I (956-965). El primero hizo una demostración de fuerza ante los musulmanes (llegó hasta Lisboa), que obligó a Abderraman III a firmar el tratado de paz de Lisboa en el año 955. Muy diferente fue el reinado de su hermano solo de padre, Sancho I, que fue depuesto por los nobles leoneses que nombraron rey a Ordoño IV (hijo de Alfonso IV) y que no dudo en aliarse con Abderraman III para recuperar la corona, llegando a tomar por la fuerza, con ayuda de tropas navarras y musulmanas, las ciudades de Zamora (959) y León (960).
A Sancho I le sucedió su hijo Ramiro III que tuvo que luchar en dos frentes: contra los musulmanes (Almanzor) y contra Bermudo Ordoñez, hijo de Ordoño III, que...(en el libro se desarrollara mucho más)
A Sancho I le sucedió su hijo Ramiro III que tuvo que luchar en dos frentes: contra los musulmanes (Almanzor) y contra Bermudo Ordoñez, hijo de Ordoño III, que...(en el libro se desarrollara mucho más)
Almanzor, el azote de los reyes cristianos
A la muerte de Ramiro III, Bermudo Ordónez (Bermudo II de León), ocupó el trono del reino de León reunificando de nuevo los territorios. Durante su reinado Almanzor atacó y arrasó Santiago de Compostela, en el año 997, accediendo a Galicia por la zona próxima a costa atlántica (actual Portugal); tan solo respetó el sepulcro del apóstol, el resto fue destruido. La ciudad fue posteriormente reconstruida y amurallada de forma más segura.
A la muerte de Bermudo II, en el año 999, le sucedió su hijo Alfonso V y a éste Bermudo III (1028-1037). Durante ese periodo, otro protagonista principal en el devenir de la historia de León y Castilla fue el rey de Pamplona Sancho III. Se había casado con Muniadora de Castilla, hija del conde castellano Sancho García, e intervino en un suceso que cambió radicalmente la situación del condado de Castilla... (en el libro se desarrollara mucho más)
Otro momento importante para León y Castilla fue cuando Fernando I redactó su testamento y dividió el reino entre los herederos:
· Al primogénito, Sancho II le lega el condado de Castilla con título regio, lo que significa el nacimiento del reino de Castilla (año 1065).
· A Alfonso VI, el favorito según las crónicas, le otorga el territorio aportado por la madre, León, que disfruta de las mejores y más valiosas parias musulmanas.
· Al tercero, García, le entrega Galicia.
· A su hija mayor Urraca le deja la gran ciudad deZamora.
· A su hija Elvira le deja la ciudad de Toro, convirtiéndose en la primera “Señora de Toro”.
Toro ya se había convertido en una importante ciudad medieval y ese legado del rey a su hija menor, la princesa Elvira, así lo demuestra.
La decisión del fallecido rey Fernando I, sin embargo, no fue bien recibida por sus hijos y pronto empezaron una lucha fratricida por hacerse con las posesiones de los demás. Sancho II de Castilla, no conforme con el reparto, pues su hermano menor obtiene el reino más importante, comienza una guerra. Empieza con enfrentamientos con Alfonso, pero después.... (en el libro se desarrollara mucho más)
A la muerte de Sancho, Elvira recuperó el Señorío de Toro y Alfonso su trono y reinó sobre todos los territorios reunificados previamente por Sancho II. Antes de ser coronado tuvo que jurar ante los nobles no haber participado en la muerte de su hermano. Fue en la iglesia de Santa Gadea, cerca de la catedral, donde “El Cid”, vasallo de Sancho II hasta la muerte de éste, hizo jurar al rey Alfonso VI, que no había participado en el asesinato de su hermano Sancho. Este acto, que nos cuenta la leyenda y que no está contrastado por la historia, fue exigido por la nobleza castellana para considerar a Alfonso VI como nuevo rey de Castilla.
Jura de Santa Gadea (detalle) – Oleo de Hiráldez Acosta
El rey Alfonso VI, por unas u otras razones y, según algunos historiadores, especialmente por haberle tomado ese juramento, acabó desterrando al Cid en 1080, aunque éste, nunca adjuró de su rey, a pesar de haber estado al servicio de los reinos de taifas durante parte de su destierro. El Cid conquistó Valencia en 1094...
En el reinado de Alfonso VI el Bravo se consolida el poder del monarca leonés sobre Castilla, conquisto Toledo (1085) y siguió ampliando los territorios cristianos hacia el sur, siendo reconocido «Emperador de los Reinos Hispanos» por el papa Gregorio VII “…dichos reinos reconocerán la superioridad del rey leonés…”, surgiendo así el «Imperio leonés». En el año 1073 trasladó la capital del reino unificado de Castilla y León a Burgos y ordenó la construcción de la primera catedral en Burgos, de estilo románico, que después fue sustituida por la actual de estilo gótico, durante el reinado de Fernando III el Santo.
Después de la conquista de Toledo y ante el avance de los cristianos hacia el sur, los reinos de Taifas de Sevilla, Granada, Badajoz y Almería solicitaron la ayuda de los almorávides, lo que motivó una nueva invasión (1086) desde el norte de África a través del estrecho de Gibraltar. Los almorávides al mando de Yusif ibn Tasufin desembarcaron en Algeciras y la mayor parte de sus conquistas volvieron a caer en mano de los musulmanes, consiguiendo las tropas cristianas, a duras penas, retener bajo su control Toledo.
A la muerte de Alfonso VI (1109), cuyo hijo varón Sancho Alfonsez había muerto el año anterior en la batalla de Uclés, la corona paso a su hija Urraca, siendo la primera mujer que rigió los destinos de Castilla y León.
Después de la reina Urraca, reino Alfonso VII comenzando la dinastía de la casa de Borgoña (su padre fue Raimundo de Borgoña) y sería este rey quien concedió a Toro la categoría de Villa.
En cuanto a la reconquista aportó durante su reinado la ciudad de Jaén (1144), aunque solo estuvo bajo su control cuatro años, ya que los almohades se la arrebataron en 1148. También llegó a conquistar Algeciras, pero le ocurrió lo mismo que con Jaén, tampoco consiguió consolidarla.
Situación de la península durante el reinado de Alfonso VII
Cuenta la historia que tras Alfonso VII, el reino de León y Castilla fue dividido de nuevo entre sus hijos, ya que a su muerte, año 1157, Sancho III recibió el reino de Castilla y Fernando II heredó León y Galicia; de este último las crónicas nos cuentan que durante su reinado (1157-1188) estuvo más tiempo luchando con los reinos cristianos (Portugal y Castilla) que contra los reinos musulmanes.
El reinado de su hermano, Sancho III de Castilla fue breve (1157-58) y en ese periodo cabe destacar la creación de la Orden de Calatrava. A Sancho le sucedió su hijo Alfonso VIII que tenía tres años de edad...
El rey Fernando de Castilla, a la muerte de su padre Alfonso IX de León, en 1230, a pesar de que su madre Berenguela había sido la segunda esposa de Alfonso IX y de que su matrimonio había sido anulado por el papa Inocencio III al ser el único descendiente varón de Alfonso IX reclamó el reino de León y con el apoyo de los nobles leoneses fue elegido nuevo rey de León en Toro.
A partir de ese momento Castilla y León fueron siempre gobernados por un único monarca y nunca más fueron divididos. Podemos decir que a partir de 1230 desaparece el Reino de León y nace el nuevo Reino de Castilla, por el que, en su momento, lucharían Juana la Beltraneja e Isabel la Católica y que después de la muerte de Isabel y Fernando "los Reyes Católicos" daría paso a la actual España y al Gran Imperio Español de los siglos XVI y XVII.
A partir de ese momento Castilla y León fueron siempre gobernados por un único monarca y nunca más fueron divididos. Podemos decir que a partir de 1230 desaparece el Reino de León y nace el nuevo Reino de Castilla, por el que, en su momento, lucharían Juana la Beltraneja e Isabel la Católica y que después de la muerte de Isabel y Fernando "los Reyes Católicos" daría paso a la actual España y al Gran Imperio Español de los siglos XVI y XVII.
Toro con Alfonso IX: Fueros y Cortes
Los primeros Fueros le fueron concedidos a la Villa de Toro en 1222 por el rey Alfonso IX de León.
A la muerte de Fernando II de León, ocurrida en 1188, le sucedió su hijo Alfonso, que en aquellos momentos acababa de cumplir 17 años. Lo primero que hizo el joven rey fue convocar las famosas Cortes de León en 1188, celebradas en San Isidoro de León. Allí fueron convocados por primera vez los representantes de las ciudades para intervenir en asuntos de Estado.
Esas primeras Cortes, a las que asistieron representantes de la nobleza, del clero y de las clases populares procedentes de León, Galicia, Asturias y Extremadura, siendo de esta manera, las primeras Cortes representativas de Europa y del Mundo, fueron convocadas en la primavera de 1188, probablemente en la primera quincena de abril, ya que el 27 de este mismo mes, Alfonso IX confirmaba al Obispo de Oviedo todos sus privilegios. Las Cortes se reunieron en el claustro de San Isidoro bajo la presidencia del Rey leonés. Estaban presentes todos los obispos del reino, incluyendo al arzobispo de Santiago de Compostela, que era la máxima autoridad religiosa del Reino, además de los nobles y los representantes de las ciudades del Reino, que por primera vez eran convocados a un acto de estas características. Allí participó Toro, reconociéndose así su papel como una de las villas importantes del momento. Además de Toro estuvieron representadas las ciudades de: León, Oviedo, Salamanca, Ciudad Rodrigo, Ledesma, Zamora, Benavente, Astorga y algunas más.
La base de la economía del Reino se basaba en la agricultura y la ganadería, y, conocedor de esto, Alfonso IX, después de esas primeras Cortes, promulgó varias leyes para favorecer la actividad vitivinícola y la maderera, así como las vacas y otros animales de labor, con el fin de impulsar las actividades existentes y diversificar en cierto modo la economía del Reino.
Según nos cuentan los cronistas de la época, el vino se producía en todo el Reino pero entre los puntos de producción más importes enumeran los siguientes: la comarca de Ribadavia en Orense, Villafranca en la provincia de León, Toro en la provincia de Zamora y la Ribera de Duero y Tierra de Campos.
Para Toro este Rey leonés fue importante, aunque no así para la historia. Pasó su vida haciendo el amor y la guerra. Fue excomulgado por no participar en la batalla de Las Navas de Tolosa, se peleó con los reinos cristianos de Portugal y Castilla y a veces con los musulmanes, pero probablemente dedicó también mucho tiempo al amor, ya que, según quedó reflejado en su biografía su prole fue abundantísima...
La colegiata de Toro
El proyecto se inició a finales del siglo XII impulsado por Alfonso VII y por el monje francés Bernando, aunque parece que no comenzó la construcción hasta unos años después cuando, ya muerto Alfonso VII, reinaba en León y Galicia Fernando II y en Castilla Sancho III.
La participación del monje francés en el proyecto fue determinante para fijar el estilo del templo. También tuvo una gran influencia en el resultado final de la obra el tiempo que fue preciso para su finalización ya que se emplearon más de 100 años en su construcción. Varios reyes leoneses pudieron ver como se elevaba el templo; algunos de ellos incluso residieron en algún momento en Toro mientras se construía, como fue el caso de Fernando III el Santo. No hay datos muy fiables de cuando se finalizó su construcción pero tuvo que ser durante el reinado de Fernando III el Santo o de Alfonso X el Sabio, aunque alguna parte del mismo fue realizada después, como el Pórtico de la Majestad (reinando Sancho IV).
En el momento de comenzar la obra el estilo que imperaba era el románico
de transición, lo que se puede apreciar claramente en el conjunto
arquitectónico. Sin embargo, con el paso de los años fue ganando terreno el
estilo gótico y también aquí se aprecian claramente las aportaciones de ese
nuevo estilo, como en el arco apuntado del Pórtico de la Majestad. El remate
del cimborrio es característico de los templos de la época en la zona (Zamora,
Salamanca y Palencia) y tiene la influencia francesa aportada por el monje
Bernardo; a las catedrales de Zamora y Palencia, junto a la vieja de Salamanca
y a la colegiata de Toro se les conoce como “los Cimborrios del Duero”.
El cimborrio de la colegiata de Toro es único y está compuesto de una linterna-cúpula cilíndrica con cuatro torrecillas adosadas en la parte exterior. Es realmente bello en la parte exterior y junto con la torre rectangular, que está en la zona sur del templo, confiere a este monumento un perfil de gran impacto visual, especial-mente desde la vega del Duero, ya que el templo está construido junto al borde de un elevado otero.
El acceso actual al templo se encuentra en la fachada oeste y tiene una
portada románica formada por diferentes arquivoltas con decoración vegetal y
religiosa, que nos anuncia el Triunfo del Cristo Apocalíptico, el Juez Justiciero,
que se encuentra rodeado de 24 ancianos.
En la parte opuesta al altar mayor, existe otra entrada, la puerta más antigua, de estilo románico de transición con arco apuntado, sustentado por columnas a ambos lados. La portada exterior de esa entrada es una obra increíblemente bella que conserva la policromía original y es conocida como el Pórtico de la Majestad. Su restauración y limpieza, que permitieron recuperar sus colores originales, fue un minucioso trabajo que duro 14 años.
El Pórtico de la Majestad en la parte del frontón principal nos muestra a la Virgen y a Cristo y el pórtico en su conjunto nos muestra escenas del Juicio Final, donde se incluye un acompañamiento de músicos con instrumentos de la época y un buen número de figuras curiosas que han pasado a formar parte de la identidad no solo del templo sino también de la ciudad, ya que han sido reproducidas como objetos que los visitantes pueden incorporar a su equipaje. Este pórtico fue planteado en tiempos de Fernando III con estilo románico, pero fue en tiempos de su nieto Sancho IV cuando se realizó la obra por dos maestros formados en León, siguiendo el diseño del franciscano Juan Gil de Zamora, preceptor de Sancho IV. Son dos los principales argumentos de la simbología de esta obra: la exaltación de la Virgen María y el Juicio Final.
Dentro del templo, en la zona de la sacristía existe un espacio dedicado
a museo, donde podemos disfrutar de preciosas piezas de orfebrería, de un
calvario de marfil y carey del siglo XVI y donde está expuesto el famoso
“cuadro de la mosca”; se trata de una pintura flamenca del siglo XVI que
reproduce a la Sagrada Familia acompañada de La Magdalena y de Santa Catalina. Muchos
expertos afirmar que la imagen de esa santa es un retrato de la reina Isabel
“la Católica”, lo que no es en absoluto descabellado ya que hay un gran
parecido con otros retratos de Isabel y además ella estuvo en Toro durante el
otoño de 1476, para conseguir la rendición de los moradores del castillo, partidarios
de Juana la Beltraneja.
La colegiata de Toro
El proyecto se inició a finales del siglo XII impulsado por Alfonso VII y por el monje francés Bernando, aunque parece que no comenzó la construcción hasta unos años después cuando, ya muerto Alfonso VII, reinaba en León y Galicia Fernando II y en Castilla Sancho III.
La participación del monje francés en el proyecto fue determinante para fijar el estilo del templo. También tuvo una gran influencia en el resultado final de la obra el tiempo que fue preciso para su finalización ya que se emplearon más de 100 años en su construcción. Varios reyes leoneses pudieron ver como se elevaba el templo; algunos de ellos incluso residieron en algún momento en Toro mientras se construía, como fue el caso de Fernando III el Santo. No hay datos muy fiables de cuando se finalizó su construcción pero tuvo que ser durante el reinado de Fernando III el Santo o de Alfonso X el Sabio, aunque alguna parte del mismo fue realizada después, como el Pórtico de la Majestad (reinando Sancho IV).
Colegiata de Santa María la Mayor siglos XII-XIII
El cimborrio de la colegiata de Toro es único y está compuesto de una linterna-cúpula cilíndrica con cuatro torrecillas adosadas en la parte exterior. Es realmente bello en la parte exterior y junto con la torre rectangular, que está en la zona sur del templo, confiere a este monumento un perfil de gran impacto visual, especial-mente desde la vega del Duero, ya que el templo está construido junto al borde de un elevado otero.
Toro desde el puente románico – en primer plano la colegiata
En la parte opuesta al altar mayor, existe otra entrada, la puerta más antigua, de estilo románico de transición con arco apuntado, sustentado por columnas a ambos lados. La portada exterior de esa entrada es una obra increíblemente bella que conserva la policromía original y es conocida como el Pórtico de la Majestad. Su restauración y limpieza, que permitieron recuperar sus colores originales, fue un minucioso trabajo que duro 14 años.
El Pórtico de la Majestad en la parte del frontón principal nos muestra a la Virgen y a Cristo y el pórtico en su conjunto nos muestra escenas del Juicio Final, donde se incluye un acompañamiento de músicos con instrumentos de la época y un buen número de figuras curiosas que han pasado a formar parte de la identidad no solo del templo sino también de la ciudad, ya que han sido reproducidas como objetos que los visitantes pueden incorporar a su equipaje. Este pórtico fue planteado en tiempos de Fernando III con estilo románico, pero fue en tiempos de su nieto Sancho IV cuando se realizó la obra por dos maestros formados en León, siguiendo el diseño del franciscano Juan Gil de Zamora, preceptor de Sancho IV. Son dos los principales argumentos de la simbología de esta obra: la exaltación de la Virgen María y el Juicio Final.
Pórtico de la Majestad (detalle) – Colegiata Santa María la Mayor
Pórtico de la Majestad Colegiata de Santa María la Mayor s.XII |
Virgen de la Mosca (Santa Catalina según los
expertos es la imagen de Isabel la Católica)
Gracias a todos los que miráis el blog.
ResponderEliminarEste capítulo es hasta ahora el más visto.