En el siglo III a.c. Roma y Cartago pusieron su vista en la Península Ibérica y desarrollaron sus estrategias para seguir con su lucha por ampliar sus dominios con el fin de ser la potencia hegemónica en torno al Mediterráneo.
Entre el año 238 y el 206 a.c. fue Cartago quien tomó la iniciativa y fue ocupando amplias zonas de la Península, especialmente en la zona de la costa, gracias a sus generales Amílcar Barca, Asdrúbal y Aníbal. A través de Tito Livio podemos saber que Aníbal llegó hasta los territorios vacceos.
Distribución de la
población en el s. III a.c.
Colonias de griegos y cartaginenses en
la costa mediterránea
Los
romanos, que tenían acuerdos con diferentes pueblos de la costa mediterránea,
vieron como una amenaza la ampliación de los dominios de sus rivales y pactaron
con ellos la firma de un acuerdo, el llamado “Tratado del Ebro”, que se firmó
en el año 226 a.c. y por el que se fijaba como límite a la colonización cartaginenses
la línea que marca el río Ebro.
Sagunto,
ubicada al sur de esa línea, estaba ocupada por un pueblo aliado de los romanos
y la decisión de Aníbal de atacar y conquistar esa ciudad fue el detonante de
una nueva guerra púnica (la segunda 218-201 a.c.). Roma les declaró la guerra y
envío sus legiones a Hispania. Al mando de Cornelio Escipión (el padre de
Escipión el Africano), desembarcaron en Ampurias (colonia griega aliada) con la
intención de frenar la ambición de los
cartagineses. Lo que no se esperaban los romanos es que Aníbal tomara la
decisión de atravesar los Pirineos y los Alpes e ir a la conquista de Roma.
Ese desembarco de los romanos en Ampurias fue el
comienzo de la romani-zación de la Península Ibérica... (en el libro se desarrollará mucho más detalladamente todo lo que ocurrió en la Península y en la guerra púnica)
Acabada
la conquista de la costa mediterránea de la Península y debilitados los
cartaginenses tanto en Hispania como en Italia, los romanos decidieron dar el
golpe definitivo a sus rivales y Publio Cornelio Escipión se traslado en el 204
a.c. al norte de África para conseguir su apodo “el Africano”, ya que fue él
quien en el 202 a.c. derrotó a los cartaginenses en su territorio...
Continuando
con la expansión de los romanos por la Península Ibérica, durante el siglo II
a.c. se fueron extendiendo ocupando la mayor parte del sur y consiguiendo
penetrar hacia el este en la zona central. El norte seguía fuera de su alcance
o de sus objetivos. A mediados del siglo II a.c. tuvieron una feroz lucha con
los lusitanos capitaneados por Viriato; fueron varios años, desde el 147 a.c.
hasta que Viriato murió asesinado, mientras dormía, por tres de sus hombres que
esperaban conseguir la recompensa que ofrecían los romanos por su cabeza;
recompensa que no llegaron a disfrutar ya que la respuesta de los romanos a su
pretensión fue contundente “Roma no paga traidores”.
Después
de los lusitanos, los romanos se encontraron con la fuerte resistencia de un
pueblo celta asentado en Numancia, los arévacos. Vencida
la resistencia de Numancia, lo que ocurrió en el año 133 ac, siguió la
expansión romana hacia el este. La historia nos cuenta que la zona del Duero
donde está ubicado Toro siguió bajo dominio de los vacceos hasta el comienzo
del siglo I ac. Entre los años 99 y 94 a.c. los romanos ocuparon toda la zona de
influencia de los vacceos y años más tarde consiguieron acabar con la
resistencia de los pueblos del norte, los astures y los cántabros, completando
la romanización de la Península.
Los
cántabros fue el pueblo ibérico que mayor resistencia ofreció a los
conquistadores romanos. Tuvo que venir a la península el mismísimo Octavio a
finales del año 27 a.c. para dirigir la lucha contra los cántabros...
En
lo que respecta a Toro, los romanos se asentaron en la zona y aunque no han
quedado demasiadas huellas del poblado que pudieron haber construido, al que
casi con total seguridad dieron el nombre de “Octo-durium”, otero del
Duero, allí construyeron un puente sobre el Duero, en el mismo sitio que ocupa
el puente románico actual. Del puente romano original fueron utilizados
ubicación, diseño y algunos sillares al consruir, entre los siglos XII y XIII,
el magnífico puente románico actual, que aún hoy sigue facilitando la
movilidad entre las dos orillas del Duero.
Desde
el 19 ac hasta el 409 dc, fecha en la que se produjo la invasión de los pueblos
bárbaros, se vivió un largo periodo de paz que permitió el desarrollo de las
comunicaciones, a través de las calzadas romanas, entre las diferentes zonas de
la península. Hispania, como provincia
del Imperio Romano, dejó de tener historia política propia y fue una pieza más
en el rompecabezas romano y en las diferentes luchas por el poder que surgieron
a lo largo de los siglos entre las élites romanas.
Calzadas
romanas
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